He jugado futbol desde que tengo memoria. Desde antes de tener memoria. Hay fotografías mías tras de un balón a una edad en la que ni recuerdo ni haber existido. Siempre me ha gustado más, mucho más, jugarlo que verlo. No soy un erudito en formaciones y estadísticas y tampoco soy muy bueno con la pelota, pero siempre, toda mi vida, el futbol ha estado presente. Tengo algunos huesos rotos por causa del futbol, pero cada uno de los dolores que esas lesiones me ocasionan en los días fríos, me llevan a momentos de gloria o por lo menos, de felicidad jugando futbol. Hoy sigo jugando futbol. Cuarenta años después de tener mi primer uniforme, sigo aprendiendo del futbol.