Yo no soy el culpable

Eran las 4:30 de la tarde cuando los noticieros comenzaron a difundir los actos terroristas en el Casino Royale en Monterrey. En Twitter se comentaba desde horas antes y se exigían explicaciones.
Espectáculo y terror que mantiene a los pocos noticieros que se transmiten a esa hora y al timeline de Twitter ocupadísimos: los primeros narrando lo poco que sabían de los hechos y el segundo solicitando información sobre heridos y desaparecidos, con frases enardecidas y burlonas, súplicas y hasta “círculos de oración”.

Mencionan los medios que establecimientos similares han sido baleado en los últimos 3 meses en Monterrey. Apenas 18 horas antes hubo una balacera en otro casino en Saltillo, pero no fue noticia importante, sólo un muerto.
Inmediatamente saldrán los defensores de la moral y buenas costumbres a decir que es culpa de los casinos, que son giros negros y fomentan la criminalidad y el lavado de dinero. Todo eso se afirma sin pruebas y con base en la creencia popular.
El primero en hablar fue el Gobernador de Nuevo León. Dijo que pedirá “la intervención de la Secretaría de Gobernación que es pues quien originalmente revisa y otorga estos permisos”.
Más adelante en su mensaje, donde condenó el “atroz multihomicidio”, se curó en salud para sacudirse cualquier reclamo diciendo que “la autoridad estatal no tiene ninguna injerencia en permisos ya sea de carácter urbano, municipal o federal”. Una vez establecida su inocencia, dijo que no se trata de ver quién se lava las manos o quien es responsable.
Después apareció Fernando Larrazábal, quien rápidamente se desmarcó y acusó a la Secretaria de Gobernación de haber "brindado el permiso para que este casino operara". Acusó al Tribunal de lo Contencioso de evitar la clausura del establecimiento y sentenció: “Si en su momento hubieran permitido el actuar de Protección civil, Dirección y vigilancia de alcoholes otro resultado hubiéramos tenido”.
Horas después, el presidente de la República se limita a enviar mensajes en su cuenta de Twitter, mensajes que desafortunadamente se están volviendo estándares en estas situaciones y que no tienen ningún impacto.
Al final contrito y apesadumbrado, se presenta el vocero de Seguridad Nacional, reprendiendo a todos los órdenes de gobierno y diciendo que todos deben hacer ya su tarea.
Hubo más de 50 muertos. Ya no hablan de heridos. Hay terror en los estadios, hay miedo en las calles y los políticos pierden el foco acusándose unos a otros y olvidándose del sufrimiento, real y palpable de todas esas familias.
Aparecieron los priístas, defendiendo a su Gobernador, diciendo que esos establecimientos se regulan por el Gobierno Federal, que es panista. Aparecieron los panistas, defendiendo a sus gobernantes, argumentando que la lucha contra el crimen es necesaria y que finalmente se le hizo frente a la delincuencia. Aparecieron también los perredistas, arguyendo que tantos años bajo el yugo del PRI y la ineficiencia y corrupción del PAN han llevado al país a esta situación.
Todos siguen echándose culpas entre sí y justificando sus acciones o no acciones. Mientras, en la calles de Monterrey, familiares de las víctimas siguen buscando información desesperadamente.
Comenta Ciro que en 5 años se esperaría que los tres niveles de gobierno ya hubieran hecho su trabajo. Cada día, con mayor violencia, vemos como NO han hecho su tarea.
En una desafortunada coincidencia, se interrumpe el reporte de los hechos en todos los canales de televisión para que en cadena nacional, se transmita un mensaje del Presidente de la República, mostrando sus resultados en materia de carreteras. Mientras tanto, 51 familias buscaban desesperadamente a los desaparecidos.
En el horizonte no se ve mejoría alguna. Como surgidos de la pluma de Luis Spota y como ha sido durante sexenios tricolores o azules (y sería en amarillos) tenemos secretarios de estado, gobernadores, ex-gobernadores, diputados, senadores haciendo proselitismo para su posible candidatura en el 2012, atacándose unos a otros y atacando a los suspirantes de los partidos contrarios.
Esto es un llamado a los funcionarios de todos los niveles, de todos los colores y con las aspiraciones que sea que tengan, pero también para todos los ciudadanos, honestos o no, con trabajo o sin trabajo: dejemos de culpar a otros, dejemos de culpar al gobierno anterior o al actual, al vecino o a los otros.
La corrupción no es culpa sólo de los políticos, no se generó en 70 años de PRI ni en 12 del PAN ni el PRD es el mesías que mágicamente la erradicará. No, la corrupción, origen de tantos males que hoy nos aquejan, se genera con nuestras acciones diarias.
Las Ladies de Polanco son una muestra de todo lo dicho arriba: se quejan de cómo está el país, de la inactividad de las autoridades, pero cuando la policía les solicita se detengan para el alcoholímetro, entonces atacan, gritan, golpean, insultan y se van. En su coche seguro iban diciendo “que bárbaros!! Por qué me quieren revisar a mi y no están persiguiendo criminales”.
Porque YO sí soy culpable de la corrupción. Y YO soy el responsable de erradicarla. No el PAN, no el PRI, no el PRD. A ellos les interesa su hueso. Suerte.

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