Tres años
Pasa el tiempo y se va desvaneciendo la angustia del momento. Sólo queda el recuerdo, resistiéndose a ser archivado junto a los demás recuerdos.
Fascinante la inspiración que llega al ritmo monótono de las lavadoras y secadoras trabajando. Esa uniformidad auditiva crea una vorágine de letras que al final deja la ropa limpia. O en muchos casos, menos sucia.